DAMAS NO TAN CASUALES

DAMAS NO TAN CASUALES

Por:  Alejandra Mapelli Mozzi

Visitando el Museo de Antropología de Madrid, llama la atención un busto suntuoso, se trata de una pieza esculpida en piedra caliza que representaba a una mujer vestida con un elaborado tocado. Dos discos en cada lado de su mejilla, llamados rodetes, y varias ínfulas colgando a su alrededor; en la parte posterior se ve que es cóncava, lo que indica para los arqueólogos que puede tratarse de una urna funeraria. Ha sido objeto de numerosos estudios y teorías a lo largo del tiempo, lo misterioso es que se descubrió por casualidad en 1897, y es ahora una de las obras de arte más importantes de la época ibérica.



Su simbología forma una memoria colectiva y tradicional de origen en Alicante, que se ha transmitido de generación en generación. La leyenda cuenta que esta estatua posee poderes sobrenaturales. Representa a una princesa que se enamoró de un guerrero romano, pero su amor fue imposible. Por esta razón, la princesa se llenó de tristeza y murió de corazón roto. Fue enterrada con su corona de oro.



Es muy interesante conocer las culturas prerrománicas, como los fenicios y cartagineses, que existieron en la península hace mucho tiempo. Esto enriquece el reconocimiento del pasado y las características que se ven en los objetos arqueológicos. Son herramientas que utilizaron nuestros antepasados; por ejemplo, ellos tenían su alfabeto y podremos recoger ideas de cómo y qué utilizaban, así como adaptarnos a la moda actual y a los gustos de la época.



La Dama de Guardamar, también conocida como de Cabeza Lucero, es otra mujer muy parecida a la Dama de Elche y sugieren que fueron talladas en el mismo taller al sur de la Contestania en Alicante.

Verán que por medio de las esculturas hoy podremos aprovechar como ellos los recursos naturales que existieron y será de utilidad para la construcción de nuevas tendencias y técnicas.



Muchos cautivados por sus semblantes pueden sentir esa vibrante sensación de que están enfrente de una diosa, o una visitante de otro planeta, o la representación de Tanit, diosa de los Cartagineses o cultura Púnica cerca de la zona entre el sur de Iberia y el norte de África en Túnez. Considerada una de las civilizaciones que dominaron el comercio y el mar del Mediterráneo, en el siglo III a.C., por lo que algunos les llaman los <<Príncipes del Mar>>.


Como esta escultura se han descubierto más, y al visitar el Museo Arqueológico de Madrid, también disfrutarás ver la Dama de Baza tallada magistralmente en piedra caliza, quien representa a la mujer de la ciudad de Baza en Granada, la encontraron dentro de una tumba y se dice que su función es de urna cineraria.

Cuenta con elementos de diseño muy particular, como el trono alado con patas de garras de león, símbolo de la divinidad, y de una golondrina que lleva en la mano izquierda que simboliza la mujer libre y cercana al mar, símbolo de independencia, amor, suerte, esperanza y prosperidad. Los detalles en pigmentos naranjas y ocres, hacen de los holanes del manto y las túnicas, y de las mejillas coloradas y rozagantes de la cara, dan efectos muy vivos.

Sobre el pecho de la dama, verán representados unos collares metálicos en forma de corazón, garras, y caracolas, que representan los símbolos de las batallas de los guerreros, pendientes prominentes. Cerca de ella se encontraron objetos colocados como ajuar: lujosas cerámicas y armas.

Por otro lado, la Dama de Cerro de los Santos, es considerada una noble mujer, posiblemente de los siglos III y II antes de Cristo. La distingue su vestimenta, mantos y túnicas superpuestas en zigzag y múltiples collares: dos trenzados y uno sogueado, de la diadema cuelgan prendedores en forma de flor. Enseñando con estos la veneración y respeto que se le daba a las mujeres en la Iberia, se verá al centro de la figura humana, un jarrón suspendido entre sus manos, rodeadas por un juego de anillos. La posición de las manos sugiere que es un símbolo de participación en algún ritual o agradecimiento a alguna deidad.

Su cabeza contiene un brocado de trenzas espigadas que colgaban de sus sienes. Mostrando como la nobleza se vestía con broches o fíbulas (un objeto que servía para sujetar prendas), pulseras, collares, anillos, y hebillas.

Así decoraban sus cuerpos y sus peinados con un estilo elaborado y creativo. Este estilo de esculturas sería ofrecido en algún templo a las diosas Astarté, la diosa de la Luna, la fertilidad, la sexualidad y de la guerra.

Con estos detalles en las esculturas, podremos sugerir que el papel de la mujer era relevante en los ritos religiosos, estratégicos y derechos civiles en la península Ibérica.

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