El voto femenino
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Por: Flor Rodríguez
¿Alguna vez le has preguntado a tu mamá o a tu abuelita si ellas votaban en las elecciones?, ¿cómo fue la primera vez que votaron?, ¿era normal que las mujeres participaran en la vida política? Y la respuesta es no. La realidad es que no nos cuestionamos ese tipo de cosas porque asumimos que el contexto y las circunstancias eran las mismas que vivimos actualmente. Nosotras escuchamos todo el tiempo que “la política sigue siendo lo mismo”, pero hablar de la participación de las mujeres en la política necesariamente nos lleva a la historia del voto femenino.
Hoy que tenemos a la primera mujer electa como Presidenta de la República, más allá de la aprobación personal o ideológica de la ciudadanía, es un buen momento para reflexionar sobre el camino que hemos recorrido las mujeres para que hoy ese puesto lo ocupe ella. Hace apenas 71 años las mujeres obtuvimos el derecho a votar en México. En 1953, por primera vez, la Constitución nos reconoció como ciudadanas, es decir, obtuvimos el derecho al voto y ser elegidas para desempeñar cargos públicos. Este derecho lo ganamos luchando, no pidiéndolo por favor o dando las gracias. Fueron muchas mujeres que nos antecedieron quienes formaron incluso un movimiento conocido como “Movimiento sufragista”, que tuvo origen en Estados Unidos a finales de la década de 1840, y en el Reino Unido, donde las mujeres comenzaron a levantar la voz para exigir su participación en la vida pública, siendo reprimidas, encarceladas e incluso perdiendo la vida. El sufragismo cobra importancia porque es cuando las mujeres reivindicamos nuestra autonomía y lo hicimos de forma separada de otros movimientos.
Kate Sheppard, Emmeline Pankhurst, Elizabeth Cady Stanton, Olympe de Gouges, Paulina Luisi, Clara Campoamor, Hermila Galindo, Laureana Wright, Elvira Carrillo Puerto, Refugio “Cuca” García y Amalia González Caballero son nombres que no debemos olvidar. Ellas son quienes lucharon para que hoy podamos ejercer de manera libre este derecho. El primer país en autorizar el voto femenino a las mayores de 21 años fue Nueva Zelanda, el 19 de septiembre de 1893, hace 131 años. En México, las mujeres lo ejercimos el 3 de julio de 1955, hace 69 años. Pero este derecho no lo hemos gozado todas las mujeres, pues Baréin otorgó este derecho en 2002, Kuwait en 2005, Emiratos Árabes Unidos en 2006 y Arabia Saudita en 2015 (solo para elecciones locales). Sin embargo, siguen existiendo países en donde las mujeres no pueden votar, como el Vaticano, donde solo pueden postular y votar los cardenales, que según la carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis, son obligatoriamente varones y de diferentes países. Actualmente, es el único Estado del mundo en donde las mujeres no pueden votar.
Después de todo esto, mi intención es hacer una reflexión de lo que nos ha costado ser tomadas en cuenta para la vida pública y política del mundo entero y de nuestro país. Que cada periodo de elecciones ejerzas tu derecho al voto, pues ejercer el voto es una forma de honrar a todas estas mujeres que lucharon y que no vieron materializada la causa, pero que hoy nosotras hacemos la diferencia porque no solo representamos más del 50 por ciento de la población y del padrón electoral, sino que también representamos el 43 por ciento de las personas votantes, lo que quiere decir que las mujeres somos quienes actualmente definimos el rumbo político de México. Nuestra voz importa y hace la diferencia.