MEMORIAS OLFATIVAS
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“Dios creó los aromas, el hombre los perfumes” se lee en una frase escrita en la pared del Museo del Perfume junto a otras más, alabando este arte de hacer hablar nuestras memorias a través del olfato, sentido capaz de reconocer hasta diez mil aromas y con el poder de transportarnos a una tranquila tarde frente al mar o a la cocina de la abuela preparando manjares en Navidad.
Por: Isela Robles
Hace ya tiempo descubrimos que, a través de los aromas, podíamos encontrar combinaciones placenteras que podían mandar mensajes, y así comenzamos a perfumarnos el cuerpo y, de paso, también el alma.
El azafrán de Oriente, el incienso, la mirra y el cardamomo de Medio Oriente; el tabaco, la vainilla y el nardo de México; la menta, el enebro y la rosa inglesa… Los aromas tienen un impacto directo en nuestro cerebro. Los primeros perfumistas lo sabían. En el antiguo Egipto se colocaban conos de cera perfumada en la cabeza, permitiendo que se derritieran con el calor y escurrieran por la cara. También era común usar collares hechos de semillas aromáticas. Todas estas acciones eran básicamente rituales que les permitían conectar con sus dioses a través de los perfumes. Igual que hacemos hoy en día con nuestros propios rituales, en la antigua Grecia hombres y mujeres se perfumaban para eventos especiales, ya que los aromas estaban también vinculados al culto a la belleza.
Hubo un tiempo en que los perfumes no solo se usaron para ocultar los olores del cuerpo y de ciertos objetos, sino también para sobrevivir. La peste bubónica que atacó Europa en épocas medievales se combatió con perfumes y tratamientos aromáticos como el “aceite de los ladrones”. Surgieron pequeñas piezas de joyería conocidas como pommanders, en las que se llevaban sustancias aromáticas y asépticas, muchas de ellas llegadas desde China muchos años antes a través de la Ruta de la Seda. Eran sustancias herbales relacionadas con la salud, pues a través de su humo se podían purificar espacios y mantener alejadas las enfermedades.
A través de los siglos, el perfume ha pasado de ser considerado un vehículo de comunicación con los dioses a ser un artículo de verdadero lujo. En una columna del Financial Times se detalla cómo los perfumes de lujo han ido creciendo, sobre todo tras la pandemia. Parece ser que el efecto lápiz labial rojo (cuando hay crisis, las mujeres compran más lápiz labial rojo para levantarse el ánimo) ha sido sustituido, y ahora nos animamos a través del olfato. La razón fundamental es que el área de cuidado personal está al alza, sobre todo entre las nuevas generaciones, lo que ha impulsado el mercado de belleza en general.
Intereses y pasiones de la humanidad han sido perfumados a través de los aromas. Armand Roger & Charles Gallet fueron de los primeros perfumistas que apostaron por la innovación en 1862, con perfumes, pero también con jabones, maquillaje y los primeros bálsamos labiales. Su tienda en París fue conocida como la boutique de la felicidad.
El perfume se ha transformado en un accesorio indispensable a la hora de vestir, y su relación con la moda se volvió una verdadera complicidad. Muchos de los más destacados diseñadores de moda a lo largo de la historia han tenido sus propias fragancias. Worth, la primera casa de modas de alta costura, lanzó en 1924 la fragancia Dans la nuit y en 1932 Je Reviens, perfume emblema de la casa. Coco Chanel siempre será recordada con su icónico CHANEL Nº 5. Su rival, Elsa Schiaparelli, no se quedó atrás e incursionó con S en 1928, marcando un estatus de diseño y arte para sus envases y empaques. ARPEGE (1927) fue encargado por Madame Lanvin como regalo para su hija, y se transformó en un clásico de la perfumería femenina. Jean Patou, uno de los modistos favoritos de las mujeres europeas y norteamericanas, creó la fragancia JOY (1929), que en su época fue considerado el perfume más caro del mundo, ya que utilizaba 10,600 flores de jazmín de Grasse para fabricar solo una onza de fragancia.
La democratización de los perfumes en los años 90 llevó a su acelerado crecimiento. Surgieron infinidad de marcas y, con algunas de ellas, las chicas que los anunciaban se convirtieron en figuras muy relevantes en la escena de la moda. Ahora, algunos de esos perfumes han tenido un regreso a la escena, destapando la nostalgia de los adultos que los usaron en su juventud. ÁNGEL de Thierry Mugler, CK de Calvin Klein, TÉSOR de Lancôme, HAPPY de Clinique, TOMMY GIRL de Tommy Hilfiger, DUNE de Christian Dior, AQUA DI GIO de Giorgio Armani… Uff… miles de aromas que han pasado por nuestras vidas, acompañándonos en experiencias buenas, o tal vez no tan buenas, pero que sin duda habremos de recordar con solo abrir su frasco.
MUPE, MUSEO DEL PERFUME
Tacuba 12 Col. Centro CDMX