PALABRAS LIBRES DE MUJER: DENSIDAD EMOCIONAL
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Por: Fredel Romano
Hay momentos en los que sentimos una especie de energía atorada en alguna parte de nuestro cuerpo, que parece estancarse y, al mismo tiempo, crecer. Nuestra mente trata de darle una explicación a esa sensación perceptible, por lo que algunos de nosotros comenzamos a asociarla con pensamientos y a suponer emociones. Sin embargo, no siempre está relacionada con una emoción específica, y puede que nos estemos precipitando al nombrarla.
Yo experimento la vida y saco mis propias hipótesis y conclusiones; me gusta tener una visión personal sobre lo que vivo. Por eso, cada vez que puedo detectar esa energía comprimida en mi cuerpo, la llamo simplemente densidad emocional. Posiblemente, sentir esta densidad sin asociarla con emociones o pensamientos es una cualidad de las personas altamente sensibles, capaces de identificarla mucho antes de que se transforme en información más clara y puntual.
Varias veces a la semana, puedo percibir esa densidad en mi cuerpo y, aunque a menudo me resulta incómoda, he aprendido a dejarla ser. Para mí, la mejor forma de entenderla y aprender de ella es observarla, comunicarle a mi mente que se trata de una energía sin explicación clara aún, y confiar en que, si contiene información valiosa, esa misma energía, poco a poco, se transformará y me brindará la información necesaria sobre mis emociones y mi mente, sobre mí misma.
Creo que, es una buena idea tomar la decisión consciente de permitir que esta energía permanezca estancada dentro de nosotros, en vez de tratar de forzarla a fluir, para que, con el tiempo, se transforme, a su ritmo, en información valiosa para cada uno de nosotros. Nombrar apresuradamente a esta energía nos lleva a escaso entendimiento, pues la limitamos a los primeros pensamientos que llegan a nuestra mente o la etiquetamos con las emociones a las que estamos más acostumbrados. Por el contrario, esperar con paciencia y no apresurarnos a querer nombrarla de inmediato nos brinda el tiempo necesario para que todo se acomode correctamente en nuestro interior, y para que, ahora sí, lleguen a nosotros los pensamientos y emociones verdaderamente relacionados con esa densidad.
Como la densidad emocional es incómoda, tratamos de que desaparezca lo antes posible. Por eso, yo intento practicar la aceptación y albergar compasivamente esta densidad dentro de mí por el tiempo que decida quedarse, hasta que se transforme, por sí sola, en entendimiento profundo, en luz... Luz proveniente del entendimiento.
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