PERLAS, MADRE PERLAS Y MUJERES
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Por: Isela Robles
"Una mujer necesita tiras y tiras de perlas". Coco Chanel
Apuesto a que tu madre o abuela tenían un collar, una pulsera o un broche de perlas que amaban y que seguramente era herencia para las mujeres de la familia. Si este no es tu caso, podría apostar entonces que siempre anhelaron tener una joya con perlas, algo que realmente es muy entendible porque las perlas son una belleza, un afortunado "accidente" de la naturaleza que nos hipnotiza con ese nácar iridiscente que refleja colores que cambian con la luz. Hombres y, sobre todo, mujeres han querido y apreciado las perlas desde siempre ya que, además de belleza, hablan de poder, riqueza, privilegio, ostentación y buen gusto. También han sido relacionadas con pureza, inocencia y amor. Para algunas culturas representan lágrimas de la Luna o de la Diosa Venus para los griegos, aunque personalmente me gusta más la filosofía oriental que se enfoca en pensar cómo algo tan sencillo que inicia como un grano de arena puede transformarse en algo maravilloso.
Cuando visito algún museo y observó los retratos antiguos de reinas o damas de siglos pasados, cargadas con cientos de perlas, incluso bordadas en sus ropas, no sé si indignarme o maravillarme por lo que implica el recolectar una sola de ellas. Encontrada entre miles de unas pocas especies de ostras, generalmente madreperlas, en el fondo del vasto océano por buscadores de perlas expertos que descendían únicamente con el aire de sus pulmones (aguantándolo hasta un minuto y medio), un pequeño cuchillo y un gran anhelo de encontrar esa perla que les sacaría (aunque fuera momentáneamente) de la miseria más absoluta, no importando dejar la vida en ello, hallar una perla era completamente cuestión de suerte, solo una entre cada 1000.
Cuando los soldados americanos llegaron a Pearl Harbor, la base estadounidense en Japón, a mediados de los años 40, conocieron las perlas cultivadas y a partir de ahí se volvieron regalos muy populares para las novias que les esperaban en América. Durante esos años las perlas fueron el objeto de deseo de las mujeres pero no todas tenían la fortuna de poseer algo tan bello, la demanda era grande y fue entonces cuando aparecieron las imitaciones que permitieron que prácticamente todas pudieran llevar perlas, aunque su origen fuera muy distinto al natural.
Se dice que Marilyn Monroe amaba más las perlas que los diamantes y su esposo de ese entonces, el beisbolista Joe DiMaggio, le regaló un collar durante su luna de miel precisamente en Japón. Irónicamente, años después Marilyn utilizaría esa misma joya el día que firmaron su divorcio.
Una de las mujeres que popularizó los largos collares de perlas, que hasta nuestros días son característicos de su marca homónima, fue Coco Chanel, utilizando en sus diseños tanto perlas naturales como perlas de imitación, ofreciendo a las mujeres una propuesta revolucionaria y vanguardista para la época.
Barrocas, ovaladas, en forma de gota, keishi, en tonos grises, verdes, rosados, blancos e incluso negros, estas gemas de origen natural han hecho felices a las madres y mujeres de todo el mundo. Ciertamente a la actriz estadounidense Elizabeth Taylor la hizo muy feliz el regalo de su esposo Richard Burton: la perla Peregrina, una famosa gema tan bella como rara adquirida originalmente por el rey Felipe II en 1597 y por la cual Burton pagó la suma de 37,000 dólares en 1969.
Sofisticada y hermosa, la perla sigue embelleciéndonos aunque es verdad que ahora los diseños han evolucionado y estas magníficas gemas de origen natural adornan piezas con propuestas mucho más contemporáneas y pensadas también para ellos o para cualquier persona que guste de portar un prodigio de la naturaleza y engalanarse con ello. El "Pearl code" es clave en la moda sin género con celebridades como Harry Styles o Pharrell Williams que les han dado un nuevo renacer para las generaciones más jóvenes.
"Las perlas son siempre apropiadas", decía Jacqueline Kennedy. ¿Tú qué piensas?